domingo, 5 de septiembre de 2010

¿Elijo entre mi mesada o 10 colillas gastadas?


Son numerosas las consecuencias que se generan por la adicción al cigarrillo en cuestiones de salud; pero el fumar no implica para todos un daño, o al menos no para los vendedores ambulantes, son ellos los que verdaderamente le sacan provecho al tabaquismo. Pero su faena ha comenzado a presentar traspiés por la ley 1335 de 2009 que el Congreso de la República aprobó.

Don Julio manifiesta estar alarmado frente a la situación, “eso es gravísimo, ¡imagínese! Nosotros nos vamos a ver muy perjudicados, porque para nadie es mentira que el fumador prefiere ir gastando de a poquito comprando de a un cigarrillo que le cuesta entre 200 y 300 pesos, que comprar la cajetilla que le cuesta 3000 o 5000 pesos (…) La verdad, no sé si me acogeré a la ley”. Doña Blanca se acoge a la preocupación de su colega diciendo “mire, la gente no va a venir a pagar 5000 pesos de totazo, ellos prefieren pagar de a 200 o 300 pesos”. Pero por otro lado está Don Segundo que afirma: “¡El gobierno es cómo bruto! Si lo que quieren es que solo se vendan cajetillas de 20 cigarrillos, no por eso el fumador va a dejar el hábito, ¡al contrario! El que realmente tenga la costumbre de hacerlo, no lo va a pensar dos veces para comprarse la caja entera (…) pero donde manda capitán no manda marinero, ahora solo nos queda esperar a ver qué pasa”.

La ley 1335 de 2009 tiene como objeto principal proteger a los menores de edad del consumo de tabaco, protección que se dará, por un lado, exigiendo la mayoría de edad para la venta de cigarrillos y, por otro lado, mediante la promoción de campañas de salud y educativas. En mi caso, y me atrevo a generalizar diciendo que seguramente en sus casos también, habrán tenido una típica charla de colegio en la cual les habrán advertido sobre el riesgo que el fumar trae, pues seguramente, al igual que a mí, los habrán avisado y a otros amenazado con que enfermedades respiratorias y la muerte pueden llegar a ser el resultado de volverse adictos al cigarrillo. Tuve varias de estas charlas con mis compañeros y la verdad no veo el efecto que esta tuvo en muchos, es el mismo efecto que no logro percibir cuando dicen prohibir la venta de alcohol o cigarrillos a menores de edad, pero el Congreso afirma que con esto el consumo disminuirá y no se atreven a pensar como don Segundo, o como Eduardo, un joven que afirma: “en realidad lo que eso va a generar es que los que somos fumadores, al ver que ya no podemos acceder a un solo cigarrillo optemos por comprar la caja completa, porque no vamos a tener opción”.

Y es entonces que, especulando a partir de estas opiniones, vemos que la eficacia instrumental no se ve o no se verá por ningún lado, ya que unos decidirán acatar la ley, pero otros sencillamente recurrirán a la clandestinidad. Si se quiere cumplir o sacar adelante esta ley, se necesita más que expedirla o rayar un papel, porque ¿cómo se va a lograr que un menor de edad no le compre al señor de la tienda una cajetilla, o que aún mejor opte por ir con un vendedor ambulante? Es verdaderamente un reto lo que ahora está presente, queda ver solo ahora cómo lo habrá de afrontar el país.




Laura Salcedo

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